... dibujé una raya verde que contenía un corazón, y lo envolví en besos y lo entregué a su dueña, la única dueña de todos los cuadros y los pinceles azules. Aquella vez fue jueves y todos los martes siguientes pensé en el lunes, en que ese lunes le diría: veámonos el sábado, pasemos la noche, y el domingo ya pensaremos, ya se nos ocurrirá como destrozar esto.

... dibujé un corazón verde atravesado por una raya, y lo taché con rayones blancos y con manchurrones transparentes, con ostias en palabras y con palabras vacías, y me creí por un segundo que el papel era tu cara y tu cara un diana y los dardos mis miradas secas, secas de amor y de afecto y de cualquier cosa que no fuera viscoso y hediondo, húmedo y pegajoso, y de cuya marca nadie se libra. El desprecio.

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Definitivamente tengo un problema. Sí, un problema gordo, grave y horrible...: Le cojo cariño a la gente demasiado rápido. En realidad, no sé qué significa "demasiado" en este contexto, pero es igual. Hace tan sólo 28 días no conocía a estas chicas, y ahora pienso en no pasar las tardes bromeando con ellas, riéndonos de los clientes, contando los minutos que faltan para el descanso... y se me hace muy raro. Sé que nos volveremos a ver allí en Pineda, que seguiremos robándonos tabaco y tirándonos los cafés encima (sin querer), y prestándonos cinco céntimos pa las botellas de agua. Sé que nos veremos alguna vez sentadas frente a frente, no sólo de lado y con los cascos de por medio. Pero me da pena, es algo que no puedo evitar...
El otro día hablaba con Pili sobre lo guay que es conocer gente nueva, hacer viajes, vivir experiencias nuevas y vincularlas para siempre a una cara, una forma de reír, una camiseta... Y lo duro que se hace luego vivir sin todo eso. Lo duro, y lo sorprendentemente normal, y lo rápido que te adaptas a todo lo que tenías antes, como si nunca te hubieras marchado. Como si nunca te hubieras marchado... Pero no, no es posible. Una vez que han entrado, ya no les puedes borrar de ahí dentro, de tu cabeza, de ese rinconcito de tu pecho... Y aunque la vida siga y te encante, cuando ellos aparecen en tu mente hay una parte de ti que se sigue muriendo un poco, que se retuerce por dentro y llora, y piensa en qué injusto es tener que estar siempre separado de alguien.

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Y se me hizo cuesta arriba el camino
que serpenteaba entre los árboles. Los perros
que corrían felices
levantaban el polvo y la tierra y mis ojos
lloraban por la arena y por saber
que el camino al final no llevaba a vosotros.

Etiquetas: semestre

Decimos "tiene unos ojos bonitos", o "sus labios son muy sexys" o "tiene una sonrisa maravillosa", pero... ¿cómo podríamos, realmente, intentar definir o explicar qué significa ser guapo? Bello, hermoso, bonito... como queráis llamarlo, es igual. ¿Por qué dos personas con (a priori) los mismos rasgos: labios finos y rosados, piel clara y limpia de manchas, ojos marrones, redondos y pequeños, cejas poco pobladas y nariz redondeada y pequeña... podrían ser una terriblemente guapa, y la otra fea con ganas? ¿Hay algún toque especial, algún tipo de golpe de la varita que nos vuelve a unos más guapos, feos o normales, o algo intermedio?

Y sin embargo, aunque supiéramos por qué creemos que esta o aquel son guapos, lo mejor de todo es que no hay una única forma de evaluarlo. Cierto es que existen algunas personas, afortunadas o no, en las que mucha gente suele coincidir, pero la mayoría... la mayoría entrega el destino de su belleza a los diferentes ojos que la miran... Y eso es precisamente lo que hace maravilloso al mundo de lo bello, que tan hermosa puede resultar la perfecta armonía de las partes como la total ausencia de ella, como la originalidad, o la exageración de un miembro... Y conste que hablo en todo momento del rostro, o como mucho, de la cabeza: ya dicen los de Pantene que una cabellera expresa mucho más de lo que creemos!

En fin, de este tema una podría tirarse horas escribiendo... Simplemente quería expresar aquí la fascinación que me supone todo el asunto de "qué guapa es", algo que me sucede con bastante frecuencia (sobre todo últimamente) y que algunas, o muchas veces, no encuentra la misma respuesta en el prójimo. ¿Realmente hay siete mil millones de formas de concebir la belleza?

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Los rumores que recorrían los pasillos del Edificio Pineda (sede de Telefónica y de Atento) sobre nuestro inminente despido han resultado ser mitad ciertos, mitad infundados. Sí es cierto que hemos acabado con la campaña de la Tarifa Mini Internacional, pero no es verdad que nos vayan a echar... porque nos han mentido en una campaña nueva, la de la Tarifa Mini Internacional Europa/USA (y Canadá, que a la pobre nunca la mencionan). Además, para esta sí que vamos a necesitar idiomas y, por fin, a Almudena y a mí nos han nombrao "chicas Atento de inglés" y mañana empezaremos a realizar sólo las llamadas en ese idioma (las que nuestras compañeras nos vayan transfiriendo y los registros que nos salgan a nosotras). Eso supone un pelín más de estrés y momentos de risa (hoy he tenido que cortar a otro cliente, con el que ya estaba hablando, porque me estaba descojonando), pero también alrededor de 100 euros al mes, que mira, no vienen mal - teniendo en cuenta lo mísero del sueldo!

Por lo demás, nada nuevo bajo el sol. Bueno sí, lluvia, mucha lluvia. Hoy he salido de trabajar y me he ido corriendo a la parada del bus, y me he puesto empapaiiiiita empapaíta. Menos mal que luego ha entrao una niña monísima que me preguntaba: ¿Cierro la ventana pa que no te entre frío? ¿Te escurro la chaqueta? etc... y yo así *babas* Qué le voy a hacer, se me ve el plumero (creo, igual disimulo mil). En finsss, y hoy por fin me he fumao un sigarrito con mi coordinadora rancia-buenorra, que ha confirmado que es una hija de p*** pero está bien buena... y total, mi jefa jefa es un sol, qué más me da que la encargada de lo técnico sea un rancia? Mi ordenador nunca falla :P

Así que res que te res, me voy ya a... no sé, a cagarla. Ah sí, a bajarme programas y cosas porque como he tenido que formatear e instalarlo todo de nuevo, no tengo de ná...

Etiquetas: mes

En algún sitio leí una vez que a veces no es suficiente con quererse, sino que pesa más la capacidad de no hacerse daño. Supongo que hay muchísima verdad en esa frase, y supongo que gran parte de esto de hacerse mayor es aceptar que hay que dejar cosas atrás para ir cogiendo otras nuevas; cerrando puertas, para que se vayan abriendo otras.

Quizás en el futuro me arrepienta de mis decisiones, y quizás el futuro sea algo mucho más cercano de lo que quiero pensar. Quizás te acabe olvidando, o superándolo, o quizás nos perdamos la una a la otra y sólo queden los restos, alguna hoja del otoño, algunas notas de piano y muchas canciones desesperadas. Quizás nada sería tan horrible, y quizás la vida pintaría más bonita, y quizás podría verte sonreír con los labios limpios, y no con la boca llena de maldiciones y de envidias.

Sin embargo, el más pequeño atisbo de esperanza es suficiente, el rayito de luz más desteñido, la sonrisa más torcida. Sólo la minúscula posibilidad, el ridículo porcentaje, lo que nadie espera. Sólo eso es suficiente para que merezca la pena lanzarse al vacío, caminar entre trampas, soportar la lluvia. Y sólo así puede ser, sólo de esta manera puede arreglarse, o lo que quiera que tenga que pasar... Yo no me creo una heroína luchando contra los elementos, pero tampoco quiero ser una ramita que se deja llevar por la corriente del río.

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Esta tarde, mientras trabajaba, pensé que cuando llegara a casa quería actualizar el blog y el fotolog, pero luego, al llegar aquí, sólo se me ocurren cosas deprimentes que contar... Y creo que ya sé por qué.
Es por la música. Creo que si me pusiese a escribir sin música, me saldría algo más adulto y objetivo, algo así como una crónica de mi día. Algo como que vendí 6 tarifas minis internacionales, que lo pasé muy bien con las compis, que ya encontré otra teleoperadora de la que "enamorarme"... pero no, ahora con música, sólo me sale hablar de cosas deprimentes.
Como que hace tres días que intento hablar con Miguel por teléfono y no me lo coge.
Que hace dos meses que no sé nada de Esben ni de Isa.
Que Pili me ha mandao una foto de Miguel, Esben, Erin y mía, y me ha dado tanta pena que ni siquiera he hecho mis típicos sollozos/gemidos de los que Sara tuvo triple ración el otro día en la disco.

Joder, que echo de menos Valencia, que echo de menos a la gente. Que sé que me pasará, vale. O mejor, espero que no se me pase nunca.