Se murió Ingmar. Se murió el retratista de las cosas pequeñas, de las pequeñas familias y las pequeñas tragedias. Dijo en una
entrevista con El País hace unos años (en 1989) que "
[...] Soy un niño. Ya lo dije una vez: toda mi vida creativa proviene de mi niñez. Y emocionalmente soy un crío. La razón por la que a la gente le gusta lo que hago o hacía es porque soy un niño y les hablo como un niño."
Este es el hombre que me cautivó con
Secretos de un matrimonio y luego me remató con
Saraband, sin incluir ningún plano fantasioso ni ser categórico en sus afirmaciones, sin llenarse de sí mismo y al mismo tiempo poniendo su firma en cada fotograma. Debo decir que no conozco muy bien su filmografía, pero lo poco que he visto me ha marcado, y por eso se merece que le dé muchas más oportunidades.
Ayer fue un día de luto, luto nacional, luto mundial, o al menos luto en los estudios y en los cuartos de revelado... Luto por la muerte del gran niño Bergman.
Etiquetas: cine y otras miserias propias