No he dormido nada, pero qué bien sientan los reencuentros, las risas, pensar que siempre miraremos (o lo intentaremos) al mañana con un poco de optimismo, aunque tengamos que prestárnoslo entre todos.
Y mañana llegas
tú, y me da miedo el momento de verte, y espero impaciente el momento de abrazarte y enseñarte mi ciudad a bordo de un bus o de un coche ajeno, y sonreírte orgullosa como cuando tú me enseñabas aquellas calles y avenidas, y la playa, en las noches de Valencia.
Ora mi sveglio...
;)