Kilométrico Boomer
How many doors had I open and closed? How often had I sneezed?
lunes, julio 03, 2006
A veces ha costado tanto, tanto, tanto. Estar, simplemente y llanamente, sola, en un cuarto rodeada de paredes blancas llenas de cosas. Recuerdos y fotos que son ventanas a otras paredes, a otros cuartos, tener al mejor amigo al lado, el teléfono, y seguir estando sola.

Despertarse y vestirse, arroparse diariamente, con calefacción o ventilador, y seguir estando sola. Abrir las ventanas, escuchar el despertador, llegar a clase, y seguir estando sola. Ver a gente, cruzar palabras, compartir un café, y seguir sola. Sola, sola, sola.
A veces ha sido tan difícil, tener a alguien delante y querer decirle tantas y tantas cosas. Me acuerdo tanto de ella, Nos hicimos tanto daño, No sé si valió la pena, Me da miedo olvidarla, Me da miedo que me olvide, Me da miedo recordarla siempre, Me da miedo no encajar cuando vuelva, Me da miedo no querer volver, no querer irme, no poder irme, quedarme atrancada, atascada, retrasada.

Ha habido momentos, tantos momentos, tumbada en la cama mirando al techo, viendo pasar las horas, los días, los segundos con pies de plomo. Pensando en el pasado, en el futuro, en cómo hacer esto o aquello, en cómo seguir adelante. Suelta el teléfono. Suelta el bolígrafo. Suelta el teclado. Suelta esa mano. Este año ha supuesto aprender a estar sola, pasar días enteros sin cruzar una palabra más que con el cajero del Consum. Marcar, con rayas en la pared, los días que llevo sin abrazar a nadie, sin besar a nadie, sin que nadie me coja de la mano.
Podría decir ahora: ha sido dificilísimo, durísimo. Podría decir: llevo una losa metida dentro y me cuesta respirar. Podría decir: quiero ponerme a llorar y no parar hasta arrancarme de cuajo el bicho que me pellizca por dentro tan fuerte.

Podría, pero no lo voy a hacer. No ha sido para tanto, ha sido simplemente mi vida. Y no me voy, o sí, pero dejo aquí una parte de mí, que siempre querrá volver, que siempre considerará esta su casa, que soñará con vivir en el Carmen en un piso de 40m2 con Miguel y ver La cosa o Alien hasta las 4 de la mañana, decir "Paaaajaro" cada dos palabras y reírnos hasta que nos duele la barriga. Ay, Miguel.
Ha sido... ha sido... Es... ya no sé qué verbo usar. Genial, difícil, impresionante, imposible, fácil, triste, insoportablemente importante y definitivo en mi vida. Siento que ya nada volverá a ser como antes y que al mismo tiempo ahora puede ser todo como siempre he deseado que fuera, como una vez fue. Ay, como una vez fue.
No sé por qué escribo esto ni si quiero publicarlo. No sé cómo despedirme, cómo acabar. Creo que esto es un post que no debería tener fin, sólo puntos suspensivos, muchos, muchos... y muchos huecos que cada uno de los que lean deberá rellenar, muchos silencios que todos romperán con sus propias palabras, que yo seguramente no he dicho. Todos los espacios en blanco de aquí y de mí, todo lo que yo no haya dicho o no diré está escrito en algún sitio, de algún modo, alguien lo lleva en su recuerdo, y se lo llevará lejos, a otro país, a otro continente quizá, a otra vida. Lo cuidará, le pondrá flores y velas y de vez en cuando le dedicará unos segundos a rememorarlo, y quizás con el tiempo lo olvide. Yo no quiero volver a "aquellos lugares donde amé la vida", porque no allí ya nada que me haga echarlos de menos. Son las personas, siempre. Es la respiración y los roces y los gestos.

(y acabo aquí porque en algún momento tengo que acabar.)
5 Comments:
Anonymous Anónimo said...
...

(Ahí tienes. Puntos suspensivos. Y un abrazo todo lo eterno que quieras.)

Anonymous Anónimo said...
Pues yo sí quiero volver :P Y tú también querrás. Porque los echarás de menos. Echarás de menos a la gente, pero los lugares también tienen su "no sé qué" especial. Pero ya te dije una vez que lo bueno de los lugares es que siempre puedes volver. Sobre todo, cuando los has convertido en tu casa, como tú has hecho.

Y lo mejor de todo es cuando consigues que todo eso no duela.

Sabes que no estás sola. Lo sabes, ¿no? Nunca estarás sola, allá donde vayas. Porque eres tú.

Muchos besos pequeña ;) Y he entendio el post, aunque no lo parezca, eh? :P

Blogger Little Padawan said...
Estoy pensando que no tenemos una mísera foto juntas. Y si la tenemos (recuerdo haberte recogido con el coche del aeropuerto después de Navidad e ir haciendo fotos por el camino de vuelta a casa)... si la tenemos no las he visto.

Los pendientes ya son un bonito recuerdo. Ahora quiero (debo, porque si no me pesará para el reto de mis días) darte algo para que no te olvides de mí.

Aún no soy consciente de que te vas, aunque sí me doy cuenta y por ello me flagelo, de que debería haber pasado más tiempo contigo. Lo siento

Blogger boomer said...
Ay. Gracias por los comments... a las dos.
Y a ti, pequeña Zoe, ya te he dicho en persona, ya te diré más luego... no hay por qué disculparse. Tenemos todavía un mes para recuperar los minutos q no hayamos pasado y poner en la cafetera los cafés que dejamos de tomarnos ;-)
(q tampoco han sido tantos! si nos hemos visto mazo, tía... :P)

Anonymous Anónimo said...
Me ha impresionado tu escrito, me siento demasiado identificada con tu visión de soledad, me ha dado hasta un escalofrío, imagino que la soledad es igual para tod@s. Por lo que no sé si darte las gracias por dejar un post en mi blog o por darme a conocer el tuyo, no sé bien cual de las dos cosas me ha entusiasmado más.
Sea por lo q sea, gracias.

TrIbAdE