Por fin estoy en casa, en Sevilla. Me temo que ahora no es un buen momento para ponerse a escribir, porque estoy a punto de irme con mi madre a comprar al Carrefour, pero simplemente me apeteció.
Llevo aquí sólo dos días y ya me da la sensación de que nunca me fui. Hoy ha salido Valencia en el telediario, porque el tranvía atropelló ayer a una mujer en Burjassot. Al principio, nada más leer en el rótulo "Burjassot (Valencia)", no vino ninguna idea a mi mente, pero tardaron sólo dos segundos en aparecer imágenes y recuerdos míos, allí. La mujer cruzó la calle por donde pasan los tranvías en ambas direcciones, no se fijaría muy bien, porque no lo vio venir... El conductor la vio, pero ya era demasiado tarde. No le dio tiempo a frenar.
No sé por qué estoy escribiendo sobre esta historia; realmente no sé si conocía a esa mujer, seguro que no, porque no conozco a nadie en Burjassot. Sólo conozco a 20 ó 30 personas en Valencia, es altamente improbable que les pase algo sonado, de esas cosas que salen en los telediarios, precisamente a alguno de ellos. Pero nunca se sabe. En cualquier caso, me ha hecho pensar en la ciudad, en el tranvía. Me ha provocado un sentimiento familiar y otoñal que me ha recordado a la nostalgia, pero no quiero llamarlo así, sencillamente porque no me da la gana de añorar ese ente llamado "mi casa" tanto en Valencia como en Sevilla. Ya tengo bastante con echar de menos a los de aquí, para venirme aquí y echar de menos a los de allí.
Por otra parte, me han entrado ganas de coger el tranvía de nuevo. Y me he acordado de que Pili y yo siempre lo cogemos en direcciones opuestas, y nos saludamos cada una desde su acera, mientras esperamos que lleguen.
Tsssst!
De fondo: Big my secret, de la banda sonora de El Piano
Estado mental: dunno