Kilométrico Boomer
How many doors had I open and closed? How often had I sneezed?
martes, noviembre 15, 2005
Mi pequeña flor...
Quizás tú no puedas comprender, por qué te dejo tantas veces abandonada en la ventana, donde el aire y el viento pueden mojarte y derribarte. Quizás, mi pequeña flor, todo resulte incomprensible a tus ojos: mis ausencias repentinas, mis lágrimas no derramadas, mi inconsolable dolor por las noches, mis suspiros de madrugada, los gritos que se filtran desde mis pesadillas. Para ti todo es más simple, más fácil, más accesible, todo es más esencial, más controlable; puedes entender el mundo desde tu posición privilegiada, desde tu altar de tierra. Desde allá me miras a veces con desprecio, otras con lástima, porque piensas que no comprendo de qué trata esta vida, que no sé con qué me enfrento a diario, que no sé lo que quiero, porque saberlo me asusta. Para ti todo es tan fuerte, tan resistente, todo tiene un sentido y un final, todo tiene un propósito, todo tiene una razón de ser, nada existe por casualidad. Yo intento contarte que no hay nada razonable en mi día a día, que me muevo por impulso, como algunas flores hacia el sol, que busco el agua para hidratarme y el alimento para subsistir, las risas que me den aliento, un mísero abrazo que abrigue mis recuerdos, una sonrisa que ilumine un camino que, a veces, resulta demasiado oscuro. Intento explicarte que a veces me cuesta un mundo levantarme de la cama, cuando tú me miras desde tu posición altanera y me pides que haga esto o lo otro, y me lo pides con decisión y sin dudas, transmitiendo esa sensación de seguridad y firmeza que sólo tú me das, desde que decidí poner mi vida entre estas frías e inhóspitas hojas de invierno.
Quizás cuando pase el tiempo logre arrancarte de tu maceta, mi pequeña flor, y llevarte siempre conmigo, engarzada en la solapa de mi chaqueta, entre mis cabellos, sobre mis orejas, o sentada sobre mi cuello y hombros, haciéndome cosquillas. Viajaremos juntas por esta jungla de invierno y agua que ahora me rodea, te enseñaré la razón de mis demoras, de mis silencios, de mi sueño profundo, de mis gemidos y mis pesadillas, y comprenderás al fin que no pueda atarme a los pies de la cama esperando que me des órdenes, porque la voz de la jungla me llama, me grita al oído para que sea valiente y salga a vivir, a resbalarme en el asfalto, a llorar en los semáforos, a charlar largamente, a soportar la lluvia, a añorar con violencia y a rendirme ante las evidencias de ti, de tu razón, de tu eterna posición, superior a la mía. Perdóname, pequeña flor, mi pequeña flor, por preferir la jungla, la jungla mundana, a tu cariñoso cobijo, protector, cálido, seguro... pero sin riesgos ni fríos, sin lluvias, sin desazón, sin lágrimas, ni sonrisas ni satisfacciones. Sin vida.
2 Comments:
Anonymous Anónimo said...
Este post me recuerda al principito...
Supongo que si tenemos pies es para no quedarnos siempre en nuestra maceta.

Un abrazo :)

Anonymous Anónimo said...
eeeh Mer!!ya se q aki noopega q lo comente - no hay otro sitio - y q no te gustan - buaaheee - , pero
¡¡¡¡ayer entreviste a la Mari de Chambao!!! y hoy voy al concierto invitada!!!siiiii como lo oyes, in-vi-ta-da!
¿no es chulo?

y ahi estas tu.......

hugs from Rache