De todos los sentimientos que se pueden sentir, el que siempre nos acompaña es el miedo. A ser feliz, a no serlo, a estar triste, a llorar, a quedarse sola, a estar con gente. Y pasa el tiempo y te lees a ti misma, hace un mes, hace dos, hace seis, hace cuatro años, y reconoces a aquella chiquilla ingenua e inexperta por el miedo que hay debajo de sus palabras, porque lo demás ha cambiado sustancialmente, aunque sigas siendo tú. El miedo siempre ahí, acechando.
Cuándo seré valiente, joder.
PD: Y por cierto, ya sí estamos en invierno. Por fin.